Dice el pediatra Carlos González que perseguir a un niño con un orinal no es control de esfinteres. Y tiene toda la razón. El control de esfinteres es un proceso madurativo y no requiere entrenamiento si sabemos respetar los ritmos del niño. En los siguientes articulos podemos encontrar buenas razones para obrar asi, y ahorrarnos quebraderos de cabeza de paso.
Control de esfínteres: lo que dicen los profesionales
Escrito por Sole
Controlar esfínteres supone pasar de un proceso reflejo a un acto voluntario. Los bebes pequeños, hacen pis y caca de modo reflejo o automático, sin ningún tipo de control sobre esos procesos.
Adquirir el control de este procedimiento es un proceso madurativo. Al igual que todos los niños muestran interés e inicio del control sobre la marcha alrededor del año, y no hay nada que podamos hacer para acelerar este proceso. O todos los niños comienzan a poder comer sólidos alrededor de los 6 meses.
Como todos estos procesos madurativos existe una enorme variabilidad personal en cuanto a los plazos: hay niños que con 10 meses dan algunos pasos y otros que lo hacen con 18 o 20 y todo ello entra dentro de la normalidad. Igualmente dentro de los plazos de adquisición del control de esfínteres es igual de normal hacerlo con 2 años que con 4.
La vejiga urinaria es un órgano que sirve para almacenar la orina que llega desde los riñones continuamente. Durante el llenado, los músculos que la forman se mantienen relajados. Este órgano, con el fin de que no salga la orina de forma continua, tiene un músculo anular llamado esfínter, que por lo general permanece contraído, es decir cerrado. También se encuentra otro músculo esfínter en la uretra (tracto de salida de la vejiga). Cuando la vejiga se llena de orina, unos receptores localizados en la misma envían al cerebro la señal para que automáticamente los esfínteres se relajen y la orina pueda salir. Esta coordinación se lleva a cabo mediante mecanismos neurológicos de gran complejidad por lo que el control voluntario (es decir: ser capaz de relajar el esfínter no de este modo automático, sino de forma voluntaria como y cuando se desea) aparece tardíamente.
En el recto ocurre un fenómeno similar con las heces.
Alrededor de los 18 meses o los dos años, algunos niños pueden darse cuenta de que están haciendo pis o caca y avisar para que se les cambie el pañal., pero esto no significa en ningún caso que tengan la capacidad de retrasar el momento de forma voluntaria. Es decir: no tienen control sobre sus esfínteres.
La maduración de los centros nerviosos comienza entre los 18 meses y los tres años. De forma que entre los 2 y los 4 años la mayor parte de los niños puede controlar adecuadamente ambos esfínteres: anal y vesical. Siendo por tanto capaces de avisar su deseo y de retrasar la micción y la defecación para hacerlo en el momento y lugar deseado.
Al tratarse de un proceso madurativo, y aunque la estimulación pueda tener algún efecto positivo (o negativo) sobre el mismo, no hay nada que los padres o el niño puedan hacer para acelerarlo: el niño adquiere control suficiente como para retener la orina y las heces, cuando los procesos neurológicos que tienen lugar entre los receptores de los órganos, el cerebro y los esfínteres, estén perfeccionados. Por tanto, enfadarse, castigar, humillar, comparar con otros, tiene un efecto similar a gritarle a una oruga para que se convierta en mariposa.
No se trata tampoco de un proceso lineal. Se producen a lo largo del mismo, avances, estancamientos y retrocesos que los padres deben aprender a acompañar. Puesto que el plazo normal para la adquisición del control es entre los 2 y los 4 años, hablar de regresiones o comportamientos regresivos en niños que se vuelven a hacer pis dentro de este plazo es un error. No puede considerarse regresión algo que aun forma parte de los progresos de esa edad. No se puede regresar a un sitio de donde aun no se ha salido.
Mitos:
–Los dos años: Haber fijado como normal la edad de dos años para el control de esfínteres, edad que esta en el INICIO del proceso madurativo, nos hemos creado un problema. Más bien se lo hemos creado a los niños. Desde que un niño empieza a avisar cuando ha hecho pis, o mientras lo esta haciendo hasta que se completa el proceso de adquisición del control pueden pasar dos años mas.
–El verano: Puede que hayamos heredado este mito de la edad de los pañales de tela. Pero hoy día no tiene sentido mantenerlo. Además se utiliza la llegada del buen tiempo como disculpa para empezar el «entrenamiento» de niños de 18 meses, 24 meses o 30 meses indistintamente. Llegado el buen tiempo, les quitamos de a hecho el pañal, les perseguimos con un orinal, les llevamos al baño cada 30 minutos y les mantenemos sentados hasta que de casualidad hacen algo. Esto no es control de esfínteres.
-No se puede dar marcha atrás: Siempre se puede dar marcha atrás. No hay dobles mensajes. Es muy frecuente que en las vacaciones de verano, un niño perseguido continuamente con un orinal, no se moje nunca. Ese mismo niño sin una madre a su lado todo el día, y puesto que su «control» es ficticio. (en realidad es control por parte de su madre) devuelto a la vida diaria, con mama ausente, pierda ese supuesto «control». Como decía antes, no se puede hablar de regresión cuando estamos en un proceso que aun no se ha completado.
Es frecuente ver a mamas excusando a sus hijos «es que estaba distraído», «es que se olvidó avisar». Cuando el control es real, como sucede en los adultos, estas cosas no suceden. Ningún niño de 10 años se orina porque se olvidó. Y la única diferencia con el de 2 y medio, es que este ultimo no tiene un control real sobre la voluntariedad de esa función.
Cuando el proceso se lleva a cabo respetando el ritmo madurativo del niño este tipo de accidentes son mínimos.
Por tanto, las normas serian:
-Esperar a que el niño este suficientemente maduro como para ser capaz de RETRASAR el momento de orinar o defecar. No solo de avisar inmediatamente antes de hacerlo
-Contar siempre con la colaboración del niño: debe ser capaz de comprender lo que sucede, como sucederá, lo que se espera de él. Así mismo tiene que ser capaz de expresarse y hacerse entender.
-Siempre animar con los buenos resultados. Nunca jamás criticar los «fallos».
-Permitir al niño que vuelva a usar pañal siempre que crea que lo necesita. No hacerlo por conveniencia de los padres, pero sí si el niño lo necesita.
Los padres tenemos que aprender a acompañar los procesos madurativos, interviniendo lo menos posible. Saber cual es el proceso normal, y cuales son los plazos normales ayuda a respetar los ritmos del niño.
Bibliografía
Maria Paula Cavana – Licenciada en Psicología.
http://www.zonapediatrica.com/psicologia/sobre-control-de-esfinteres.htm
Dr. Carlos Gutierrez Segura – Cirujano Pediatrico. Unidad de Urodinámica y Motilidad Digestiva Pediátrica, Hospital Central de Asturias.
Unidad de Incontinencia Urinaria, Reeducación del Suelo Pélvico y Urodinámica
http://www.sccalp.org/padres/esfinteres.htm
Ángels Codosero Medrano – Psicóloga clínica y psicoterapeuta psicoanalítica
http://www.psicopedagogia.com/control-esfinteres
Control de esfínteres. Mi experiencia con el pañal.
Fue sobre el año y medio, veranito, que Patricia comenzó a avisar después de la caca. Ella decía caca pero lo cierto es que le llamaba caca a todo, así que al principio era aún algo confuso, porque decía que había hecho caca aunque fuera pis o solo un pedete. Con 19 meses ya siempre avisaba la caca después de haberla hecho, y noté que alguna vez avisaba y no había hecho nada, pero al ratito resultaba que hacía la caca. Con todo esto me decidí a comprarle un reductor de wc.
Lo compramos juntas y al llegar a casa le expliqué lo que era, le enseñé como se colocaba en el wc y para qué servía. La guardamos juntas en un armario bajo a su alcance para que pudiera cogerla siempre que quisiera. Lo cierto es que le gustó mucho y le hizo mucha ilusión, pedía sentarse pero no aguantaba nada, a veces hacía fuerzas pero salía un pedete y ya está, o no salía nada.
Siempre que ella me pedía sentarse (que con la novedad era bastante a menudo) yo la sentaba (jamás le dije No, háztelo en el pañal), tampoco le forcé nunca a sentarse, de hecho como era aún muy pequeña por entonces ni siquiera le ofrecía yo sentarse. El caso es que bien porque no aguantaba suficiente rato (y lo hacía después pero en el pañal) o bien porque lo tomaba como un juego nunca hizo nada en el wc. Así llegó septiembre (21 meses) y la vuelta al cole, y aunque seguía avisando después de hacer y alguna vez (pocas) antes no quería saber nada del wc, así que yo le respetaba y no la sentaba.
Así seguimos varios meses y poco a poco fue avisando la caca ya siempre antes de hacerla (no el pis), y ahí aproveché para que cada vez que nos avisaba que tenía caca ofrecerle sentarse en el wc, jamás le obligué si decía no era no y se lo hacía en el pañal y listo. Poco a poco ella fue otra vez queriendo sentarse en el wc pero todavía no conseguíamos nunca hacer nada en él, no tenía paciencia para quedarse sentada, es más todavía se sentaba como un juego más que otra cosa. Era un poco rollo tener que quitarle el pañal para sentarle en el wc para nada y luego volver a poner pañal de nuevo y que justo se ensuciara entonces, pero yo siempre le respeté y lo hacía.
Sobre los dos años tuvo un avance, noté que comenzó a pedirme cambiar pañal después de hacer pis, no quería sentarse o sí quería pero no hacía nada (claro avisaba tarde) pero no permitía quedarse con el pañal sucio aunque hubieran sido unas gotitas. Decía que le «picaba» o que estaba sucio. Fue una época en que estaba a todas horas quitando y poniendo pañales, entre los cambios para sentar en el wc a modo juego y los cambios de pañal por pises o incluso pedetes varios (hubo días de hasta 13 cambios diarios…). Pero nosotras ahí seguimos y yo me lo tomaba como un aprendizaje más para ella. Enseguida comenzé a notar que ya retenía algo el pis y que sabía soltarlo a voluntad si se lo pedías, ocurrió vigilándole en la bañera y también cuando alguna vez se desnudaba por la casa y corría de aquí para allá sin nada. Pero ella seguía sin avisar o lo hacía después, así que si le dejábamos sin pañal por casa se le escapaba siempre. Estaba comenzando a controlar físicamente pero aún le faltaba.
Poco después de los dos años un día estaba con estreñimiento le explicamos que si quería sentarse en el wc saldría la caca más fácil que con el pañal y entonces quiso sentarse. Ahí abrazada a mi hizo su primera caca en el wc y se puso tan contenta al verla y ver que efectivamente sentada en el wc había salido más fácil que con pañal… que creo que fue poco después y a causa de esto principalmente cuando ocurrió de un día para otro comenzó a querer sentarse cuando pedía la caca.
Así estuvimos desde comienzos de febrero (26 meses) que ya solo hacía la caca en el wc. Yo por probar comenzé a proponerle sentarse en el wc a unas horas determinadas, al levantarse de dormir, al acostarse, y sorpresa, fue un éxito, se sentaba contenta y salía pis siempre. Luego ella misma me lo pedía en cada cambio de pañal y siempre hacía algo de pis. Entonces hablé en la guarde y les expliqué los avances, me dijeron que siguiera así y que ellos no pensaban quitar el pañal a los que faltaban hasta abril.
A las tres semanas (finales de febrero) íbamos tan bien que ya llevaba una semana que casi todos los días había salido seca por la mañana (¡¡aguantaba orina toda la noche!!) así que aprovechando que era fin de semana la dejé en casa sin pañal (en la calle se lo ponía) y SORPRESA no hubo ningún escape. Incluso un día de visita en casa de su abuela y llevando pañal me pidió ir al wc, fuimos e hizo pis. Ese lunes lo comenté en la guarde y para poder apoyarla en sus logros y a pesar de que aún no «tocaba» quitar el pañal a los de la clase que aún no llevaban me propusieron ir con braga-pañal. Yo en casa seguía igual, en casa sin nada y en la calle braga-pañal. Sólo hubo un día en este proceso que se hizo pis varias veces seguidas, yo lo tomé como una llamada de atención porque ella ya aguantaba mucho más rato de lo que había hecho y le propuse poner la braguita pañal en casita si ella quería. Así lo hicimos pero al día siguiente ya se le había olvidado y ya quería otra vez ir con el culete al aire por casita.
Dos semanas después, justo cuando cumplía los 27 meses le enseñé el cajón de las braguitas y le pregunté si quería dejar el pañal y llevar solo braguitas tanto en casa como en la calle. Aceptó. Lo hablé con la guarde y estuvieron de acuerdo en quitarle definitivamente el pañal-braguita.
Fue un éxito, en sólo 10 días la cosa fue alucinante, el primer día tuvo que controlar las primeras gotitas (que a veces se le escapaban en la braguita y entonces avisaba y terminabamos en el wc), esto solo ocurrió dos veces. Después nada, en total en esos 10 días dos accidentes, uno jugando en casa y otro en un centro comercial sección «juguetes». Por supuesto las dos veces venía corriendo a avisarme que se lo había hecho encima, la cambié y quedó tan contenta. Yo sé que si hubiera andado detrás de ella diciéndole que tenía que hacer pis no se lo hubiera hecho, pero aunque sí le preguntaba (y lo sigo haciendo aún) cuando veía que hacía mucho rato que no había hecho pis, siempre le he respetado cuando ella dice dice que no quiere. No he querido de ninguna forma «agobiarla» con el tema y bueno nos ha ido bien.
Ahora pronto hará un año que le he quitado el pañal y el balance muy muy bueno. El nocturno se lo quitó ella misma sin mayor percance a las dos semanas (aunque aquí tuve suerte y ayudó que ya no tomaba bibe ni leche para dormir sino yogur). Los escapes accidentales nocturnos fueron muy muy esporádicos y hace tiempo que no ocurren, diurnos se acabaron enseguida. Ahora si alguna vez se le escapa jugando solo son unas gotitas y enseguida avisa. Hemos tenido dos épocas de retrocesos (fuertes además) cuando mi embarazo y con la adaptación al cole. En cuanto superó el problema de origen superó los escapes de nuevo.
Y bueno hasta hoy, que el tema está definitivamente superado, esta ha sido mi experiencia con el pañal. Gracias por leerla.
Cani.
Mi experiencia con la guarde y el pañal
Escrito por Sylvia
Cuando Carles cumplió 2 años en la guarde ya nos habían advertido de todos los supuestos cambios que nos tocaban realizar. A principio de curso, para Septiembre nos hicieron una reunión y nos comunicaron que para Navidades les quitarían el chupete en la siesta, que hiciéramos lo mismo en casa. Les insistirían que el bibe era para bebés, y como no, para Abril-Mayo nos darían fecha de retirada del pañal.
Yo muy a contracorriente, en aquella reunión lo único que dije, para no entrar en demasiadas polémicas, fue que respecto al chupete, a Carles en casa no se lo iba a quitar, dado que estaba de camino Sara, y que para Navidades, si todo había ido bien, tendría un hermoso bebé en casa de 2 meses al que no tenía intención de ofrecerle chupete, pero no lo descartaba en un futuro, por lo que, me parecía bien que Carles en la guarde para las siestas no llevara chupete, dado actúan por imitación, pero que en casa, no lo iba a hacer. Hasta aquí la reunión había ido bien, ya que entonces entró la polémica de que el chupete les deforma la boca, que les crea adicción…etc. Yo avalé la teoría de la deformación de la boca con un artículo de una buena amiga. Y bueno, la gente que quiso lo cogió.
Llegó la primavera, y nos dieron fecha de retirada de pañal. El sábado 4 de Mayo era nuestra fecha. Debíamos empezar en casa ese sábado, nos dieron dos hojas con instrucciones bien precisas: poner al niño cada 10 minutos en el orinal, hacer una fiesta cuando lográramos que hiciera el primer pipí en el mismo, y no recriminarle si se le escapaba alguno (los que más recuerdo) También decían que era normal que al principio no controlaran nada de nada, y que era cuestión de 15 días que controlaran. Yo me quedé sorprendidísima, dado que no me parecía que era cuestión de días, si no más bien que el niño estuviera o no preparado para la retirada del pañal.
A medida que se iba acercando la fecha señalada, yo me iba dando cuenta que aquello no iba a funcionar, y que a pesar de lo que me dijeran, no me parecía bien someter a esa presión a mi hijo, Soy su madre, yo lo conozco, y sé de sobra que a él eso de ir mojado no lo hubiera llevado bien, sin contar, que aún no controlaba, y mucho menos lo pedía. La semana en cuestión ya les dije que yo lo sentía en el alma, pero que yo no veía a Carles preparado para ello, que no le iba a quitar el pañal. La sorpresa tanto de la profesora como de la directora fue mayúscula, en lo que llevaban de guardería nadie les había dicho eso, sino todo lo contrario, la mayoría de madres estaban deseando que les dieran fecha, porque les parecía un engorro total lo del pañal. Quedamos que como Carles es de los mayores de la clase, no lo demoraríamos más de un mes, así que, me dieron nueva fecha para primeros de junio. Yo como lo vi un poco lejos, les dije que me parecía bien.
Llegada la fecha en cuestión, seguía sin ver preparado a Carles, él pedía el pipi, pero no controlaba nada, se olvidaba a veces de pedirlo, y por supuesto, odiaba que por sistema le pusieran en el orinal. Así que, me volví a negar, ya sabía que era el bicho raro, y serlo un poquito más ya no me importaba. Faltaría a la verdad si dijera que se lo tomaron bien, así que, no hay duda que tuve que enfrentarme de nuevo a ellas, y que al final quedé como la chalada de turno, la madre proteccionista, la madre primeriza que no se entera de nada (a ellas les avala los tropocientos años de guardería y a mi sólo me avala el amor de madre y las ganas de hacerlo bien) Me dijeron que al paso que iba, tendría que ser yo en Agosto que se lo quitara, a lo que les contesté que para mi, eso no era un problema.
Un buen día de finales de Junio, vi que Carles ya controlaba, que la cosa iba bien, así que, sin permiso de nadie, me arriesgué a quitarle el pañal, y ¿sabéis? Fue todo un éxito. Mi hijo no se hizo ni un pipi encima. El lunes siguiente le llevé a la guarde sin pañal, a la profe no le sentó muy bien, pero lo dije que él controlaba, y que debía confiar tanto en mi, como en el niño. Estoy convencida que no me hizo caso, porque me consta que se pasó todo el día poniendo a Carles cada 10 minutos en el orinal, y el pobre, se agobió tanto de orinal, que cuando llegamos a casa no quiso orinal ni en pintura. A mi me extrañó, de manera que al día siguiente se lo comenté, le dije que quería saber qué había pasado, y ella me dijo que como a todos los niños que les quitan el pañal, lo había puesto sistemáticamente en el orinal todo el santo día, y que el pobre cada vez que lo ponía decía que no, que él no tenía pipi y que quería seguir jugando. Me molesté con ella. Le comenté que ya le había dicho que controlaba, que lo pedía, y que hiciera el favor de darme tanto a mi como al peque un voto de confianza. A regañadientes me dijo que vale, pero que recordara que sólo tenían 5 calzoncillos y 2 pantalones de recambio, y que yo misma. Cuando llegué por la tarde a recogerlo, para qué engañarnos, iba con el corazón en un puño por saber qué es lo que había pasado, y ¿sabéis qué había pasado? ¡Que mi hijo había demostrado que era todo un campeón y no se le había escapado ni un pipi! La profe me dijo que había sido suerte, que veríamos al día siguiente.
Y pasaron los días, y mi hijo demostró que él controlaba, que lo pedía cuando tenía ganas y que no se hacía pipi encima. Al final la profe me reconoció que lo habíamos hecho muy bien, pero que no era lo habitual, que lo normal era que los niños tardaran 15 días en controlar, a lo que yo le repliqué, si tardan en controlar, es porque no están preparados.
He de reconocer que la tarea no fue fácil, no fue fácil convencer a la profesora y a la directora que el camino correcto no era ese, pero la moraleja de esta historia, es que al final se demostró que quien tenía razón era yo, y no ellas.
Todo llega, pero todo llega a su tiempo, sólo es cuestión de saber esperar el momento.
Me acabo de dar cuenta que es un poco laaaargo, si habéis llegado hasta aquí gracias por leerme
EN EL CAFÉ
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