Para entender las tablas de peso y talla…
Durante los primeros años de vida de un niño las madres vivimos agobiadas con las tablas de peso y talla. En cada visita al pediatra es tema obligado, casi en cada conversación aparece el tema de si está gordo o flaco, alto o bajo dependiendo de en qué percentil de la tabla se encuentra.
La única forma que conozco de dejar de agobiarme con un tema es conocerlo un poco mejor. Así, para entender qué son los percentiles, para qué sirven en realidad las tablas de peso y talla y cuales son sus limitaciones debemos comenzar por una ligera clase de estadística.
La estadística es para muchos la ciencia de la mentira, pero esa definición tampoco es muy real que digamos. Se dedica a «jugar» con los números para coleccionarlos, estudiarlos e interpretarlos.
Vamos a hacer un ejemplo para entenderlo un poco mejor.
Un grupo de científicos quiere saber cuanto pesan los niños de Zamora de 12 meses de edad. Lo que hacen es tomar a 100 niños de 12 meses y los miden y pesan. Hacen sus cálculos estadísticos y llegan a la siguiente conclusión: la media de esos niños pesa 10,2 kg.
Eso significa que 50 niños de los estudiados habrán pesado más de 10,2 kg y 50 niño pesaron menos. A esta cifra, además de media se le llama percentil 50. Si un niño pesa, por ejemplo, 12 kg, estará en el percentil 75. Esto significa que 25 niños de los estudiados pesaron más de 12 kg y 75 niños pesaron menos de 12 kg. Si un niño pesa 9 kg estará en el percentil 25, esto es, 25 niños habrán pesado menos de 9 kg y 75 niños pesaron más de 9 kg.
Una vez que los científicos de Zamora tienen su tabla de peso de niños de 12 meses pueden decidir que van a ver lo que pesa un niño de 12 meses de Zamora que no está entre los estudiados la primera vez de 12 meses, por ejemplo. Y resulta que el niño pesa 14 kg. Está en el percentil 97. Esto se va complicando en la realidad porque los científicos pesan y miden a niños y adultos de todas las razas y de todas las edades y hacen unas tablas muy complejas que son las que nos muestra el pediatra.
Además, hay muchas tablas distintas. Por ejemplo, están las tablas de OMS para niños alimentados a seno materno, están las tablas del CDC de Estados Unidos, las tablas de la AEPED en España, las del INP en México y cada pediatra usa unas distintas.
Hay tablas que toman en cuenta factores como la estatura y peso de los padres y su raza, si son niños amamantados o no lo son… y otras que no lo toman.
Por eso normalmente si queremos saber en qué percentil de peso y talla está un niño y lo miramos en distintas tablas nos va dar resultados ligeramente distintos.
Además de esto hay tablas como las de la CDC que consideran como media a lo que los científicos consideran peso y talla «ideales» para la población y otras como las de la OMS que consideran que la media son los valores medios de lo que midieron y pesaron los niños muestreados. Así que en este relajo de cifras las madres solemos perdernos y angustiarnos sobre todo cuando nuestro hijo ronda los percentiles más bajos de la tabla. Es decir, si el pediatra nos dice «su hijo está en el percentil 3» nos ponemos a temblar. Sin embargo, cuando nos dice «su hijo está en el percentil 97» normalmente salimos orgullosas de lo bien alimentado que está. Y estadísticamente nos están diciendo casi lo mismo: que nuestro hijo casi se sale de las tablas, uno por arriba y otro por abajo.
Cuando hablamos de niños menores de 36 meses debemos tener mucho cuidado de considerar a un niño desnutrido o con sobrepeso porque hay muchos factores en juego que no siempre aparecen en las tablas que usa el pediatra como referencia.
Tengo una amiga cuya hija en el percentil 90 fue puesta a dieta por el pediatra cuando tenía ocho meses y tengo también más de una amiga cuya lactancia natural fue sacrificada porque su hijo estaba en el percentil 5 y el médico decidió dar fórmula infantil para que engordara.
Diagnosticar un caso de desnutrición en un lactante perteneciente a un estrato socioeconómico medio es realmente difícil. Se requieren una serie de pruebas de laboratorio para poder definirla:
-Albúmina plasmática: es un indicador de compromiso de proteínas viscerales, ya sea por falta de aportes, exceso de pérdidas, o alteración de la velocidad de síntesis. Requiere de un plazo entre diez y quince días para alterarse en forma significativa (en relación a su vida media). Se altera también en forma transitoria por hemodilución y trastornos de la permeabilidad vascular.
-Prealbúmina: por su vida media más corta (tres días) es un indicador más sensible de cambios agudos en el balance proteico.
Otros exámenes de laboratorio que se alteran en relación a la síntesis y aporte proteico, aunque menos específicos, son el recuento absoluto de linfocitos, la proteína transportadora de retinol, el tiempo de protrombina, el nitrógeno ureico plasmático.
-Perfil bioquímico, gases y electrólitos plasmáticos: permiten evaluar el estado metabólico, función hepática y renal.
-Hemograma, saturación de transferrina, ferritina: evaluación de déficit de hierro, folato y B 12, signos de infección.
-Creatininuria en 24 hrs.: tiene buena correlación con la cantidad de masa muscular del individuo.
-Nitrógeno ureico urinario en 24 hrs.: su medición permite evaluar el grado de hipercatabolismo y efectuar balances en relación a la ingesta.
-Balance nitrogenado: requiere determinar nitrógeno perdido por vía urinaria y fecal, además del contenido de nitrógeno en la dieta.
Calorimetría indirecta: permite evaluar el gasto calórico a través del consumo de oxígeno y producción de CO2.
Existen además una serie de métodos aplicables sólo con fines experimentales para medir composición corporal, con iones radioactivos, densitometría, etc.
En función de todas estas pruebas (o de parte de ellas) el médico puede corroborar que un niño está desnutrido. El pediatra lo que suele hacer para evaluar el estado de nutricional de nuestro hijo es irse a las tablas de peso y talla, es decir no las de talla para la edad y peso para la edad, sino las que comparan el peso con la talla, que suelen ser un buen indicativo del estado nutricio del niño, salvo para niños pretérmino y algunos de talla excesivamente baja. Y si está preocupado entonces le mandará los estudios de laboratorio.
En realidad, en los países industrializados es muy raro encontrar a un lactante alimentado a seno materno con desnutrición. Cuando esto ocurre la principal causa suele ser malas posturas durante las mamadas y la aplicación de la lactancia con horario y no a libre demanda.
El caso del sobrepeso es un poco más controvertido. Hay autores que consideran que un lactante no puede tener sobrepeso y en la mayoría de las publicaciones no se habla de sobrepeso infantil antes de los tres años de edad. Un lactante de menos de seis meses se alimenta exclusivamente de seno materno o de fórmula infantil a libre demanda, es decir, cuando tiene hambre. De los seis a los doce meses el bebé se adapta a la dieta familiar pero su principal fuente de alimento sigue siendo la leche. Entre el año y los dos años y medio el bebé comienza a tomar más alimentos distintos de la leche y a reducir su consumo de leche. Es en esta etapa cuando comienzan a ser importantes los hábitos alimenticios ya que el exceso de azúcar y grasa en la dieta pueden causar sobrepeso en los niños. En todo caso, el tratamiento de un niño pequeño con sobrepeso debe ser vigilado por el médico y un nutriólogo.
Si un niño se encuentra en los percentiles, cualquiera que sea, bien el 3, el 10, el 25, el 50, el 75 o el 97 se considera completamente normal en cuanto a nutrición se refiere a no ser, claro, que los estudios de laboratorio y la exploración médica indiquen otra cosa.
Tablas de la OMS http://www.who.int/childgrowth/standards/curvas_por_indicadores/en/index.html
Tablas del CDC http://www.nutrinfo.com.ar/pagina/gyt/nchs.html
Formon, Samuel. 1995. Nutrición del lactante. Editorial Mosby/Doyman. España.
Artículo escrito por Guiomar