¿Hasta cuando dura la lactancia de forma «natural» en la especie humana?


Recientemente he tenido ocasión de leer en varios sitios un artículo en el que se especula sobre la duración que «debería» tener la lactancia materna en la especie humana. En el mismo se hace alusión a distintos criterios que permitirían medir lo que la naturaleza ha reservado en este sentido para nosotros. Se alude al porcentaje alcanzado del peso corporal, a la dentición, a la esperanza de vida o a la duración del embarazo en distintas especies, comparándolo con la nuestra. Con cada uno de los criterios que maneja el citado articulo salía una edad diferente como recomendada para prolongar la lactancia. Al final del mismo, y haciendo no se qué operación aritmética, venia a concluir que la duración debía estar entre los 4 y los 7 años.

Hace tiempo que lo leí, y desde entonces he intentado atar cabos porque aquella explicación no me satisfacía. No en cuanto a las conclusiones, sino respecto a los argumentos utilizados para apoyarlas, que como mínimo me parecen erráticos y poco científicos. En mi interior yo se que la naturaleza no podía dejar que la duración de la lactancia dependiera de cosas diferentes según la especie animal de la que hablemos. Tenía que haber un criterio único que condicionara la duración, y que fuera igual para todas las especies. Y lo encontré.

Y lo que me abrió los ojos al respecto fue un libro: El chico de la Gran Dolina. Un libro de antropología sobre los hallazgos del yacimiento de Atapuerca, escrito por el Dr. Bermudez de Castro. Dedica un capitulo entero a hablar sobre la lactancia materna. La lactancia materna cumple dos misiones fundamentales en absolutamente todos los mamíferos: asegurar la supervivencia del mayor número posible de crías y también determinar el intervalo entre una cría y la siguiente. Un intervalo entre crías corto empeora las posibilidades de sobrevivir de cada una. Uno demasiado largo, pone en riesgo la estabilidad de las poblaciones, al disminuir el número de nacimientos. En la naturaleza no existe ninguna especie de mamífero que amamante durante toda la preñez ni por supuesto en tandem (hablando de camadas distintas, no de crías nacidas en la misma camada). Simplemente, en la vida salvaje, encontrar una cantidad suficiente de alimento que permita a la madre hacer este gasto energético sin poner en riesgo su propia vida es imposible.

Es por tanto un equilibrio entre estos dos factores: supervivencia de cada cría y distancia entre nacimientos, lo que condiciona las posibilidades de una especie de salir adelante. Y ¿Cuál es el intervalo entre crías en la especie humana de forma natural? dos años. En los chimpancés el intervalo que permite mantener estables las poblaciones es de 5 años. Pero los hallazgos antropológicos permiten afirmar que en los distintos homínidos ese periodo ha ido acortándose, hasta llegar a los 2 años (supongo que entre 2 y 3 años).

¿Y cómo se sabe eso? pues porque a los 2 años aparece un pico de mortalidad infantil. Algunos niños no sobrevivían al destete en aquellas épocas de carestía. Pero una vez conocido este dato, en mi cabeza se juntaron mas cosas que yo conocía para apoyarlo. Entre los dos y los tres años ocurren muchas modificaciones biológicas, encaminadas a convertir al lactante en un niño:

1-. Entre los 2 y los 3 años se completa la dentición decidua. Lo que permite al niño alimentarse de alimentos sólidos. En el tiempo del chico de la Gran Dolina, no existía el pasa purés. y por tanto alimentar a un niño que no tuviera muelas con alimentos suficientemente calóricos como para permitir el enorme desarrollo de su cerebro era complicado. Hay que decir que en aquellos tiempos, al igual que sucede en las poblaciones que actualmente aun viven como colonias neolíticas, la lactancia era prácticamente el alimento exclusivo hasta los dos años. Esta exclusividad de la lactancia y por tanto, la frecuencia de tomas mantenida durante ese periodo, es lo que garantiza el mantenimiento de la anovulación en la madre. Y por tanto lo que permite espaciar los nacimientos.

2-. Entre los 2 y los 3 años se modifica la posición de la laringe en los niños. En los lactantes (menores de dos años) la laringe se sitúa muy alta: justo detrás de la nariz. de modo que esto permite al lactante respirar a la vez que traga. Pero dificulta mucho la fonación. A partir de los dos años, la laringe desciende hasta su posición de adulto, lo que impide respirar a la vez que se trata ( es decir, se convierte en lactante menos eficaz) pero permite una fonación mas parecida a la del adulto. Por eso los niños, aunque pueden emitir sonidos y palabras antes de los 2 años, tienen muy limitada la gama de fonemas que pueden usar. y es a partir de los 2 años cuando suele producirse la «explosión» del lenguaje.

3-. A partir de los dos años se adquiere la última etapa de la inmunidad: la inmunidad frente a antígenos polisacarídicos. Y aunque la maduración completa del sistema inmune es a los 6 años. Esta inmunidad ya permite al niño defenderse frente a todo tipo de gérmenes, aunque sea de un modo rudimentario.

4-. Entre los dos y los 3 años la necesidad de succionar como consuelo disminuye en la mayoría de los niños. Razón por la cual es más fácil por ejemplo quitar el chupete a los 3 años que a los 2.

5-. Los registros que nos han dejado las poblaciones de las que hay registros escritos: babilonios y mesopotámicos, según los escritos sumerios, recomendaban el destete a los dos años, los hebreos antiguos a los 3 según el Talmud. Según el Ayurveda, la edad de destete en la india era a partir de los 2 años. Según Galeno y Sorano entre los 2 y los 3 en las culturas clásicas. Según el Corán, los dos años es la edad del destete, y en la Europa del siglo XVI (poemas de Luigi y Tansilio) a los 2 años también.

Por tanto, mi conclusión -que obviamente no se publicará en ninguna revista científica- es que el destete «biológico» en la especie humana es entre los dos y los tres años.

Biológicamente, somos exactamente iguales a los homo sapiens sapiens que dejaron su huella imborrable en Altamira. Sin embargo, la inteligencia que les permitió adaptarse mejor a la glaciación que los neandertales, y por tanto ser la especie superviviente, estando biológicamente peor adaptados al clima frío, también nos ha permitido burlar a la biología en muchas otras cosas.

Por ejemplo, hemos logrado que la supervivencia de nuestras crías no dependa en tanta medida de la duración de la lactancia. Y que además sea una supervivencia superior a cualquier otra especie conocida. Por ello podemos prescindir de la duración establecida entre crías para mantener estable la población. Podemos separar más los embarazos. Así mismo nos hemos asegurado unos aportes calóricos a las madres que permiten dar lactancia durante el embarazo sin poner en riesgo al futuro bebe ni a la madre, y también lactar en tandem.

Por otro lado, los avances tecnológicos han logrado que la alimentación de los niños no dependa exclusivamente de la lactancia materna. Pudiendo procesar los alimentos para que sean asimilados por ellos desde los 6 meses.

Por tanto, la especie humana ha burlado a la biología de modo que cada madre, cada pareja madre bebe puede elegir un periodo de lactancia que les satisfaga a ambos. Y todas las versiones son aceptables y permiten un desarrollo adecuado del niño y de su relación con la madre.

Bibliografía

1-. el chico de la gran dolina. autor: Bermudez de Castro

2-.http://www.unicef.cl/lactancia/docs/mod01/LActancia%20materna_profesionales.pdf

3-.http://www.redclinica.cl/html/archivos/14.pdf