Cómo establecer los límites con los profesores de los hijos
Autora: Jane Bluestein
¡Llamaré a tu madre! Estableciendo los limites con los profesores de sus hijos
Autora: Jane Bluestein
¿Alguna vez ha recibido una llamada del profesor de sus hijos que le ha sumido en la preocupación? ¿Se ha sentido tentado a rescatar a su hijo de las consecuencias que el mismo crea? ¿Trata usted de controlar las elecciones que hace? ¿Alguna vez se ha planteado si se está implicando demasiado?
La escuela de su hijo es lo segundo después de la familia en su influencia en la vida de su hijo. Aunque solo sea en virtud de la cantidad de tiempo que pasan allí. Obviamente, una experiencia exitosa en la escuela es más probable para los niños cuando las relaciones entre la escuela y el hogar son positivas, cooperativas y de soporte. Por tanto el que los padres estén involucrados es crucial.
Además la escuela provee excelentes oportunidades para que los niños crezcan y se desarrollen fuera de su influencia directa. Entonces ¿Cómo se puede hacer un balance entre la necesidad de involucrarse en la vida escolar de sus hijos, y la necesidad de permitir que sus hijos desarrollen la independencia y responsabilidad en sus relaciones fuera de la familia?
La primera vez que me encontré con estos asuntos como educador fue hace algunos años, cuando estaba enseñando. Yo tenía un problema con un alumno de una de mis clases. Billy rara vez participaba en los debates o completaba su trabajo sentado que yo le había asignado. Cuando todos mis ruegos, protestas, amenazas y castigos no lograron ponerle a trabajar, tiré de las grandes armas: «¡Llamaré a tu madre!».
Le expuse el problema a Miss Warwick, y ella me agradeció la llamada. Le dije que ninguno de mis métodos estaba funcionando, y le pedí ayuda. Miss Warwick se interesó por el mal comportamiento de Billy, y comprendió mi frustración, pero insistió en que Billy debía aprender a tener en cuenta sus responsabilidades en la escuela. Sugirió que era necesario por tanto que Billy y yo trabajáramos juntos en ello. «El es SU alumno», dijo. Y educadamente puso punto final a la conversación.
Si me hubieran preguntado en aquel momento, seguramente habría explicado que mi propósito al contactar Miss Warwick como algo en la línea de «establecer un puente en la distancia entre el hogar y el colegio» o «para alertar a la madre de una posible preocupación». Así que se puede hacer cuenta de la indignación que sentí ante la respuesta de Miss Warwick? Después de todo, es responsabilidad de los padres hacer que Billy rinda y se comporte en el colegio ¿Cierto? ….¡¡¡¡FALSO!!!
Parte de la educación de un chico es enfrentarse a las consecuencias de su comportamiento. Mientras un padre puede ser responsable de mantener y establecer los límites en casa, cuando el comportamiento ocurre en la escuela, es la escuela la responsable de establecer sus propias consecuencias. La verdad: yo traté de hacer que miss Warwick asumiera la responsabilidad por mi problema. Mi disgusto vino por su negativa a hacerlo.
Seguro que yo había tenido otros padres, que en situaciones similares me aseguraban «que no sucedería nunca mas» Y en aquel tiempo yo estaba aliviado porque ellos estaban deseando arreglar mi problema, y castigar a sus hijos por algo que ellos nunca han presenciado. No me daba cuenta de que estaba basándome en el hecho de que muchos padres reaccionarían a causa de su propia vergüenza o sensación de culpa, volcándola sobre el niño pro «hacerme quedar mal». De algún modo, todo parecía estar dentro de los límites de mi papel como educador, y de mis percepciones de su papel como padres de mis estudiantes.
Encuentro un incremento de los profesores que se comunican con los padres cuando las cosas van geniales, enviando a casa buenas notas, y reportes de progreso con una orientación positiva. Pero ¿Qué ocurre cuando hay un problema?
Algunos profesores tienen la habilidad de informar a los padres de los problemas de un modo no amenazante no culpabilizante. Pero ¿Qué ocurre cuando el profesor de tu hijo ve su propio éxito atado al comportamiento y actuación del niño? ¿Qué ocurre si te ve como un aliado en su esfuerzo por atrapar al chico cuando el chico se despista? ¿Cómo puedes sentar límites en vuestra relación de adultos que figuran tan prominentemente en la vida escolar de tu hijo?
Hay una línea muy fina entre el establecimiento de limites y aparentar indiferencia. Mi pensamiento «todo blanco/todo negro» me condujo a asumir arrogantemente que Miss Warwick simplemente no se preocupaba. Por supuesto que ella se preocupaba. Ella también quería saber como y que estaba Billy haciendo en la escuela.
Pero involucrarse no quiere decir mezclarse, y desde esta madre aprendí que es práctico, posible y saludable que los padres estén involucrados, pero mantenerse al margen. De hecho la idea de «separación» es la herramienta individual más importante en el manejo de los conflictos entre su hijo y el colegio.
Muchos de nosotros luchábamos mientras descubrimos donde terminamos nosotros y donde empiezan las demás personas de nuestras vidas. Verse a si mismo como algo separado es un desafío para cualquiera, y especialmente para los padres. De hecho la habilidad para separarte y permitir a tu hijo estar separado, es la que te permite apoyar a tu hijo, permite que aprenda responsabilidad y resolución de problemas, y aceparle de modo incondicional, sin mirar lo que sucede en la escuela.
Un buen sentido de «tu propia separación» te permitirá también sobrellevar la serie de cosas que pasan cuando hay una llamada de la escuela. Para los padres «mezclados», la imagen de buen padre, se colapsa cuando hay una llamada por un problema: el fallo del niño se convierte en el fallo del padre. Con el contacto, sobrevienen sentimientos de vergüenza, frustración, que desencadenan una fuerte reacción, frecuentemente en la esperanza de restaurar la imagen de control parental y competencia.
Recuerde: puede seguir siendo un gran padre aunque su hijo tenga un problema. Usted puede ser un gran padre incluso cuando la escuela le dice que su hijo tiene un problema. De hecho, puede usted ser un gran padre incluso aunque no reaccione del modo que usted cree que la escuela espera que usted lo haga. Usted puede determinar su papel en los conflictos que aparecen entre su hijo y los profesores. Esto conlleva establecer límites claros y consistentes con la escuela. Los buenos límites le permiten adoptar el papel de un oyente, observador e incluso mediador, sin tener que defender a su hijo o castigarle, sin tener que hacer nada equivocado y sin terminar en el medio de algo que en realidad, pertenece a otra persona.
Aquí hay un ejemplo: digamos que la escuela le llama para decirle que su hija hizo pellas. Usted no la vio y la única evidencia de ese comportamiento es la llamada de la escuela ¿Cuál es su papel en esta situación?
Digamos que usted se enfrenta a su hija y esta admite haber hecho pellas. ¿Es su trabajo castigarla por esta infracción? ¿No habría sido ese trabajo del colegio? En realidad esto no es algo entre usted y su hija, es entre ella y la escuela. (Y, muchacho, conlleva un buen sentido de la separación evitar caer en el medio de esto)
En sus tratos con la escuela, puede usted pedirles que le clarifiquen cuales son las consecuencias de hacer pellas. Si la consecuencia es una llamada a casa, ellos han hecho su trabajo llamándola, y usted habrá hecho su trabajo escuchando. Si la llamada se hace ante la expectativa de que usted haga algo con el problema, no necesita usted asumir la responsabilidad o hacer nada que dañe al niño.
De hecho, salvo que usted haya sentado sus propias consecuencias para ese comportamiento (hacer pellas) atrás en el tiempo, no tiene usted que hacer nada en absoluto.
Excepto tal vez, dejarlo estar. Amar y aceptar a su hijo, incluso cuando usted no ama ni acepta su comportamiento de hacer pellas. (Tal vez sea el momento de establecer sus propias consecuencias para futuras infracciones). Y si la escuela tiene establecida alguna otra consecuencia, deje que estas tengan lugar, incluso aunque tenga usted que ver a su hijo sentado «detenido», perder puntos en la asignatura, o perderse los juegos de ese sábado. (La justicia de la consecuencia, a no ser que sea manifiestamente abusiva, no es el problema, el hecho de que haya una consecuencia si)
También puede usted ayudar a su hija preguntándole si está dispuesta a arriesgarse a pasar por las consecuencias (las del colegio o las suyas propias) repitiendo el comportamiento. Si dice que si, entonces habrá poco que usted pueda hacer, salvo desarrollar otros motivadores para que no deje de ir a clase que sean mas significativos que los que ya existen. Si no, usted puede pedirle que le exponga un plan de cómo actuará la próxima vez que tenga tentaciones de faltar a clase, o que decida que es lo que espera de la escuela y le explique como tiene mas probabilidades de obtenerlo.
Si su hija jura y perjura que nunca jamás ha faltado al colegio en su vida, usted aun puede evitar encontrarse en medio y teniendo que elegir entre la versión del colegio o la de su hija, centrándose en la cuestión cierta: has sido acusada de faltar a clase ¿Cómo puedes probar que si estabas allí? Y dejar que el niño resuelva el problema o arrostre las consecuencias.
Independientemente del tipo de problema, cuando alguien desde la escuela llama, usted siempre puede responder pidiendo información adicional ¿Cuáles son las normas en esta situación? ¿Cuales son las consecuencias para lo que está haciendo? ¿Ha sido informado mi hijo de las normas y las consecuencias previamente? ¿Cuales son sus opciones ahora?
Puede dejar el problema en el tejado de su hijo y ayudarle guiándole a través de la solución preguntándole similares preguntas, y también pidiéndole un plan para «la próxima vez». Si su respuesta «estándar» es «no lo se», puede usted preguntarle si tiene idea de lo que puede hacer para averiguarlo. O puede usted ponerse a su disposición para hablar mas adelante cuando el decida. Recuerde: los niños aprenden más de experimentar las consecuencias que de avisos, charlas y anuncios.
Si de la escuela le llaman porque su hijo no está haciendo algo, puede usted sugerir motivadores que a usted le funcionan o aquellos que usted cree que pueden ser significativos para el niño. Si la escuela le llama para pedir ideas, verán que usted está dispuesta a responder y echar una mano. Si llaman para que sea usted quien motive al niño, su respuesta sentará un límite y gentilmente situará la responsabilidad de nuevo en el tejado de la escuela.
Usted puede apoyar los limites, motivadores y consecuencias que la escuela provee poniendo los suyos propios para el comportamiento del niño. Incluso si la escuela no tiene previstas unas consecuencias para algún comportamiento relacionado con ella que sea importante para usted, puede usted ofrecer especiales privilegios en relación a completar las tareas, mantener cierto nivel en la clase, o traer comentarios positivos del colegio sobre sus progresos o conductas, por ejemplo.
Por supuesto para apoyar las metas de la escuela ayuda saber cuales son. En algunos casos la escuela o algunos profesores pueden contactar con usted mediante un newsletter o nota acerca de sus límites, reglas, recompensa y eso. Si tiene usted alguna pregunta al respecto, hágala.
Pregunte también a su hijo. Preguntas sobre las normas de algún profesor en concreto, sus preferencias, y manías, son grandes conversaciones para la cena y pueden ayudarla a guiarle incluso siendo niños muy pequeños en cuestiones relacionadas con eso, del tipo de ¿Qué tienes que hacer para tener éxito en esta clase? ¿Cuando crees tu que necesitas un extra de autocontrol? ¿En que tipo de cosas te dan alternativas a elegir? ¿Que esperas obtener de esta clase? ¿Que estas dispuesto a dar a cambio?
Siempre será fácil tener expectativas, acerca de cómo la escuela o su hijo debería actuar. Pero rara vez la realidad refleja los «deberían», el pensamiento lleno de deseos o los inexpresados limites o expectativas. Y los conflictos que de modo inevitable se producen entre sus hijos y sus profesores, ciertamente le harán sentir tentado a juzgar, advertir, resolver, defender, restringir o incluso denegar. Mantenga en su mente que esos comportamientos pueden en última instancia interferir con la finalidad de enseñar a su hijo a cuidar de si mismo, a ser independiente y a saber resolver sus problemas.
Quédese con esto mientras lo deja ir. Además si usted es capaz de ayudar y guiar a su hijo sin rescatarle o resolver sus problemas por el más capaz será de manejar las responsabilidades de la vida, donde no hay otro adulto cerca para apoyarles y guiarles.
Algunas ideas para manejar los conflictos con los profesores
1.-. Construya su relación con los educadores de sus hijos durante un tiempo de no-conflicto. No espere a que surja un problema. Si es posible, visite la escuela pronto en el curso, para conocer a los profesores y equipo de dirección.
2-.En sus contactos iniciales, pregunte acerca de sus metas y expectativas, reglas y limites. Averigüe con cuanta frecuencia y bajo que circunstancias es esperable tener noticias suyas.
3-. Asegúrese de que el colegio tiene información acerca de su horario y disponibilidad. Si no es correcto llamarle a usted al trabajo excepto para emergencias, o prefiere algún momento en particular para hablar por teléfono, hágaselo saber.
4-. Enfoques en lo positivo. Cuando usted esté conmovido envíe al colegio notas buenas agradeciendo el tiempo que alguien le ha dedicado a su hijo, o la excitación que ha producido en el niño, o su paciencia o su planificación. Los profesores y directores reciben los pequeños preciosos reconocimientos con agrado. Hacerles saber que usted aprecia algo bueno que han hecho, durará mucho tiempo.
5-. Evite hablar por su hijo, incluso si es muy joven. Contribuya con sus observaciones, necesidades o experiencias personales, y anime a su hijo a expresar las suyas propias.
6-. Evite defender, o excusar a su hijo, así mismo como la enorme tentación de rescatarle de las consecuencias de sus malas decisiones.
7-. Evite también ponerse automáticamente del lado del profesor. Intente por todos los medios no quedarse en la mitad.
8-. ESCUCHE
9-. Sepa que su hijo continuará teniendo que encontrarse y entenderse con muchos diferentes individuos a lo largo de su vida. Usted puede ayudarle a desarrollar la flexibilidad necesaria para tener éxito en una variedad de relaciones, preguntándole cosas como ¿Qué espera este profesor en particular de los estudiantes? O ¿Qué crees que necesitas para cuidar de ti mismo en esas clases? Si un profesor llama para discutir un problema, haga preguntas específicas: ¿Qué es lo que está haciendo? ¿Cuando comenzó? ¿Con cuanta frecuencia sucede? ¿Cuales son las consecuencias establecidas para este tipo de comportamiento? Y si es necesario, pídale al profesor que se abstenga de emitir juicios sobre la valía de su hijo y adhiérase a lo específico de su comportamiento.
10-. Cuando un profesor le llama para decirle que hay un problema, podría preguntarle ¿Qué es lo que espera usted de mí? Esté preparado para hacerle saber lo que no está dispuesto a hacer en una situación dada. No es poco razonable esperar que la escuela tenga sus propias consecuencias para las reglas que ellos establecen. Y es adecuado rehusar castigar a un niño por una infracción que usted no ha presenciado o incluso rehusar hablar con el niño con la intención de hacerle cambiar, incluso aunque usted se muestre comprensiva con las dos partes en conflicto.
11-. No se ponga a la defensiva, o, si es posible, en la necesidad de probar su competencia como padre. Del mismo modo evite que lo que le digan en la escuela le haga sentir vergüenza y le hagan dañar al niño. Si un profesor se enfada con usted y se pone «violento», es apropiado, como en cualquier otra relación, romper el contacto hasta que prevalezcan las cabezas frías. Hágale saber al profesor en cuestión cuando y bajo que condiciones retomará usted esa conversación. Si es necesario solicite un intermediario o apórtelo usted.
12-. Esté atento porque el mal comportamiento crónico puede indicar problemas ocultos tanto en casa como en la escuela. Considere pedir consejo o un test cuando sea necesario, pero mantenga el foco en la solución, no en la culpa.
13-.Mantenga pistas de contactos con la escuela positivos y negativos. En las reuniones con los profesores y administradores, puede ser una buena idea llevar notas para mantener estas pistas de lo que ha sido previamente discutido y planificado. Esta información puede ser relativamente útil para seguir el proceso del progreso en futuras reuniones.
14-. Solicite información del colegio, y sea razonable en sus peticiones. Los profesores tienen más que suficiente trabajo y entre 20 y 200 estudiantes con los que convivir. Mientras que la mayoría estarán felices de informarle del progreso de su hijo, por favor, no presione al profesor para nada que lleve más de 5 segundos. Evite aproximarse a un profesor de forma reactiva («violenta»). Mantenga el foco en como puede usted obtener lo que quiere, ataque el problema, no la persona.
15-. Respete los límites del profesor, no pidiéndole que castigue o retire privilegios de su hijo por hechos que sucedieron en casa. Del mismo modo que usted rehúsa permitir que los profesores le usen para resolver los problemas que ellos están teniendo con su hijo. Evite involucrar a la escuela cuando sus hijos descuidan sus faenas, mojan la cama o rompen algo. (Aunque esto pueda sonar ridículo a algunos padres, estos son ejemplos reales aportados por profesores).
16-. Maneje los problemas que su hijo trae a casa de la misma manera: escuche, valide, aprecie sus sentimientos. Ayúdele a explorar las opciones, pregúntele que ha planeado hacer para resolver el problema.
17-. Sobre todo, es importante que su hijo se sepa absoluta e incondicionalmente amado, sin importar lo que suceda en el colegio (o en casa).